LA REVOLUCION INDUSTRIAL

Revolucion industrial I

Revolucion industrial II

Revolucion industrail III

domingo, 27 de mayo de 2012


Los obreros de la naciente industria
Los trabajadores de las fábricas recibían salarios miserables y carecían de protección en caso de paro, enfermedad o vejez. Además el gobierno no ejercía control alguno sobre las condiciones laborales: la contratación de niños y las jornadas laborales de hasta 14 hora diarias eran frecuentes.
En su obra La Revolución Industrial en Gran Bretaña, el historiados británico P. Deane describe con muchos detalles el desarrollo de las relaciones de trabajo entre los obreros de la naciente industria y los dueños de las fábricas.
El gobierno lo que hizo para detener las primeras reacciones de los obreros fue dictar leyes que prohibieran la asociación de trabajadores que tuvieran como propósito demandar mejores salarios y menos horas de trabajo; estas disposiciones no solucionaron los conflictos y aumentaron la inconformidad entre los obreros, hasta gestar luchas en contra de las máquinas, por considerar que éstas los desplazarían. El más importante de estos movimientos fue el Luddista, que entre los años 1811 y 1816 impulsó a los trabajadores a la destrucción de los bastidores y telares mecánicos.
Preocupados por las difíciles condiciones de trabajo que debían soportar, algunos obreros organizaron asociaciones para defender sus intereses. Las nacientes organizaciones solicitaron a los gobiernos de sus respectivos países el establecimiento de algunas leyes que reglamentaron las relaciones obrero-patronales, el reconocimiento del derecho de asociación y la reducción de la jornada laboral.

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